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Es así que mis intentos de describir una contracción puede que sean inútiles. No lo voy a intentar.
En realidad, da igual cómo sea. Duele, y mucho.
Lo que interesa de las contracciones, lo que las hace verdaderamente surreales, es que durante ese extraño momento llamado "trabajo de parto" uno quiere tenerlas. Si estás en trabajo de parto, dilatando, esperando que tu retoño quiera salir, lo mejor que puede pasar es que esas contracciones vengan, y que sean largas, seguidas y dolorosas. Eso significa que todo va bien... y que ya va a acabar. Lo mejor que puedes desear entonces es aguantar lo más posible antes de suplicar por la epidural.
Debe ser uno de los momentos más masoquistas de la vida de una persona.